Muchas veces, en consulta, me encuentro con personas que me dicen que, después de un tiempo de relación, sienten que ya no están enamoradas de su pareja, que ya nos sienten lo mismo, que se ha apagado la chispa.
Hemos crecido con películas de Disney y novelas románticas que nos han vendido una idea del amor que no es real, el amor romántico. Por eso, cuando pasado un tiempo, vemos que nuestra relación y nuestros sentimientos no son como nos han dicho que debían ser, nos sentimos frustradas y dudamos de todo. Si ya no lo deseo como el primer día, ¿será que ya no estoy enamorada? Si tiene ganas de ir con sus amigos en vez de estar conmigo, ¿significa que no me quiere lo suficiente?
El amor romántico es un mito y como buen mito, no es real. Es la construcción de la idea de un amor idealizado, entendido como la unión de dos mitades, la complementariedad, el “sin ti me muero”, “sin ti no puedo vivir”; la exclusividad, la pasión eterna, entre otras creencias.
¿Por qué le llamamos amor si queremos decir enamoramiento?
El amor romántico está ligado con el enamoramiento, ese momento de la relación en la que se produce el primer flechazo. Cuando nos enamoramos se produce un cóctel de hormonas en nuestro cerebro que nos llevan a un estado de enajenamiento mental transitorio que no nos permite evaluar objetivamente la persona que estamos conociendo. En esta etapa, tendemos a no ver los defectos del ser amado, volcamos todas nuestras expectativas en la relación y nos creamos películas poco realistas de cómo será nuestro futuro juntos.
Sin embargo, el enamoramiento es tan solo una primera fase de una relación. Luego queda construir el amor.
Cuando creamos nuestras relaciones de pareja basadas en el mito del amor romántico nos generamos unas expectativas en la relación que nunca se van a poder cumplir. Esperamos que nuestras relaciones se mantengan siempre en el estado de enamoramiento. Entonces, cuando aparecen las primeras crisis, cuando descubrimos que la persona que tenemos delante no es tan perfecta como habíamos imaginado, nos sentimos desilusionadas y frustradas.
Pasar del enamoramiento a construir el amor
Una vez pasados los efectos del cóctel del enamoramiento, vamos a tener que trabajar con nuestra pareja para construir una relación basada en el amor real. Algunos de los ingredientes presentes en la construcción de este amor son:
· La química del enamoramiento. A pesar de que una relación no debería estar basada únicamente en la química, sí que es importante que exista esa atracción física hacia el otro.
· Un proyecto compartido, es decir, tener una idea similar de como os imagináis vuestra vida en común. Un ejemplo sería, hijos ¿Si o no?
· Compartir aficiones que nos permitan tener momento de calidad en la pareja, pasárnoslo bien, reírnos y disfrutar.
· Un espacio de crecimiento individual para cada miembro. De la misma manera que es importante cuidar el espacio de la pareja, también es primordial reservar tiempo para el cuidado y desarrollo individual.
· Tener valores vitales comunes, que nos sirvan como base de la relación.
Como veis, nos han hecho creer que el amor consiste en estar constantemente bajo los embrujo del enamoramiento.
Dejemos de intentar vivir un amor ideal que no existe y construyamos relaciones reales, maduras y conscientes, en las que haya espacio para el crecimiento personal y en la que se respeten las diferencias.
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